Capitulo 13. La vivienda individual
El tema de la vivienda construida por encargo de un comitente o para vender constituyó desde un principio un tema central de su actividad profesional. Ya en sus primeros años de ejercicio de la profesión en Córdoba había sido impresionado por el movimiento moderno y su postura de estandarización y confort, recreando una arquitectura habitacional de volúmenes y gestos que reflejasen una sociedad pujante, progresista, más confiada y relajada que sus predecesoras, expresada en grandes ventanales y balcones, priorizando las visuales y la evocación a metáforas extraídas de la naturaleza. Una variedad muy importante de demandas, desde empresarios a artistas, pasando por profesionales diversos y empleados, dio al arquitecto la posibilidad de interactuar con el mundo domestico de distintas personas y grupos sociales. Si bien él provenía de una familia patricia por parte de su madre, pero desheredada a causa del amor por su padre, crecer con estrecheces económicas le había enseñado a vivir con humildad sin dejar de conocer las aspiraciones de las clases medias y altas. Aspiraciones que como todo lo referente al ser humano, no pueden dejar de ser evidente en todo aquello que considera importante, tal como el lugar donde habita.
Nuevas encomiendas profesionales lo llevarían a diseños de viviendas particulares a través de las cuales desarrollaría nuevos giros estilísticos procurando satisfacer las necesidades de sus clientes, a los cuales demandaría su aporte, al confort, bienestar e identidad de sus vecinos. Una primera encomienda vino dada por el pedido de un empleados de oficinas exportadora de crear una “casa tranquila” en los por entonces afueras de Buenos Aires, en el barrio de Villa Ballester.
El diseño de esta vivienda sigue los lineamientos iniciados en trabajos anteriores, tanto en Córdoba como en Buenos Aires: Grandes cenefas que enfatizan la horizontalidad creando “planos” que vuelan, solo sostenidos por delgadas columnas que desafían las leyes de la física. Paños de materiales rústicos como el ladrillo a la vista, piedra y madera, que enmarcan grandes ventanales rematados con superficies lisas y blancas. Porches de acceso y volúmenes entrantes y salientes dan un ritmo a la obra de jardines y pérgolas, que proporcionan un aire de tranquilidad y al mismo tiempo jolgorio, para un atareado empleado bancario que deseaba ver crecer sus hijos en un ambiente tranquilo y relajado, pero al mismo tiempo inspirador.La construcción de una vivienda para un empresario sobre dos lotes permitiría materializar muchos de sus principios esenciales. Por una parte, el trabajo de los planos horizontales con amplios voladizos, combinados con paños verticales materializados en piedra, amplios jardines enmarcando grandes ventanales que materializan el ideal de transparencia que siendo una vivienda es tratado en este caso con medios niveles que permiten el control visual desde el interior al exterior.
La vivienda para un artista fue otra de sus obras en las que surge una clara simbiosis entre la obra arquitectónica y el carácter de sus habitantes. Los grandes paños vidriados y voladizos que enfatizan y dramatizan la arquitectura de esta vivienda, genera perspectivas diversas, generando un ambiente propicio para la actividad creativa. El uso de techos de un agua, dramatiza su altura y el efecto de monumentalidad, rematado por grandes voladizos y angostas cenefas, con cielorrasos de madera que generan un contraste entre la textura de piedra y vidrio. A su vez, la alternancia entre madera de puertas y carpinterías y piedra de las paredes y muros ciegos ayuda a enmarcar la volumetría de la obra Una vez mas, el juego entre transparencias y opacidad plantea un dialogo entre el interior y el exterior de la vivienda que invita a sus habitantes a definir que desean mostrar de si, y a través de ello, caracterizar una cierta identidad propia. Precisamente por tratarse de una vivienda concebida para un “artista” procura enfatizar y dramatizar esta dimensión comunicacional, ciertamente diferente en el mutismo y sobriedad que transmite la casa para el empleado bancario, más interesado en el recogimiento y privacidad que en la exposición. La comparación entre ambas obras permite deducir como con recursos proyectuales parecidos, pero combinados en forma muy diferente, su arquitectura arriba a resultados intencionadamente opuestos: La extraversión y la introversión, interpretando los sentimientos más profundos del alma de sus habitantes. Claro que en ambos casos, el “alma” de una familia no se construye solamente a partir de la profesión del jefe de hogar, sino a partir del carácter de cada uno de sus miembros. Si bien esto es verdad, también es cierto que este carácter imprime en la familia una cierta idiosincrasia que le es propia, extra o introvertida, que la arquitectura no viene sino a reproducir, reflejándola y a la vez condicionándola, a través de sus formas y espacios.
Otras tipologías de viviendas, como la casa construida en tres plantas para la familia Cejas en la Provincia de Buenos Aires (figura 65) fue desarrollada a partir de planos horizontales con voladizos y cenefas, paños verticales de piedra a la vista y grandes ventanales. El uso de pérgolas y espacios al aire libre, jugando formalmente con las cenefas, conforman fachadas con volumetrías complejas. La distribución en planta vuelve al esquema de una planta baja dedicada a servicios diversos, con plantas altas, primero y segundo piso, dedicado a los usos más privados, pero manteniendo visuales sobre el patio y el espacio publico, especialmente la calle. La composición de espacios gira en torno a un lugar central, el hogar de piedra que materializa el espacio de la escalera, en derredor del cual se suceden los paños ciegos destinados a servicios de planta baja, la estilizada pérgola que cobija la terraza en el primer piso y el voladizo de la terraza con jardines colgantes del segundo piso. La vivienda esta estructurada de esta manera en torno a la experiencia visual planteada a partir del recorrido vertical de la escalera, dando lugar a volúmenes sólidos que remiten al fundamento de la convivencia familiar materializada a través del lenguaje robusto de la piedra, sobre la cual se asientan estructuras más livianas y etéreas que culminan en la espadana final del muro de piedra, su remate en la parte superior.
Como en otras obras puede reconocerse en esta, una voluntad de producir un edificio con expresión inédita e irrepetible, tal como sus habitantes. También se procuro trabajar un concepto de identidad en el que se combinan rasgos típicos de la vivienda popular, albergando en el mismo edificio al menos tres grupos etarios que corresponden a las generaciones de los abuelos, padres e hijos. Las tres generaciones conviven armónicamente, unidas por el recorrido de la escalera, una solución habitacional muy común en las viviendas populares que van edificando en el tiempo sobre el techo de la generación preexistente, pero que en esta obra adquiere una expresión de orden y modernidad, expresada en el uso de muros de piedra vertical y losas en voladizos que le dan expresión moderna a una morfología habitacional generalmente de generación espontánea.
La casa en Floresta para la familia Pariguino vuelve a planteos anteriores de traajar con dos planos verticales, las medianeras y una gran cubierta horizontal creando una especialidad de gran amplitud sobre el espacio público que favorece la perspectiva general del conjunto así como también la fluidez y transparencia de los espacios exteriores con respecto a los interiores. Aunque la obra fue construida sobre la línea municipal, sin jardín delantero, la obra logra crear una impronta de imagen hogareño en medio de un barrio porteño agitado.
Otra de sus obras emblemática de este periodo es la casa en dos cuerpos del señor Giulano (figura 67). Esta obra fue proyectada y construido en un lote de amplias dimensiones, lo cual permitió desarrollar una arquitectura de volúmenes en dos plantas. El tratamiento de losas horizontales con cenefas realizadas en ángulo, demostró la factibilidad y conveniencia de realizar un trabajo digno de artesanos calificados en hormigón armado.
La búsqueda estilística se tornó hacia la resolución de unidades de viviendas que tratadas a partir de ciertos elementos de proyectos, tales como escaleras y diagonales, generan un ritmo muy particular de espacios y actividades que le proporcionan una enorme identidad al conjunto. En este caso no se trata de grandes gestos volumétricos, sino simplemente la organización de espacios y circulaciones que le confiere un sentido de recorrido interior, acompañado con un diseño de techo concebido como una envolvente, termina generando espacios de gran amplitud e interconexión visual que enriquece la vida cotidiana. Con la familia Moreira tendría una gran amistad que lo llevaría mucho más allá de la relación con un comitente. Eduardo Moreira, el jefe de familia, jugó un rol central aportando sus conocimientos y avión privado en las misiones que realizara en la construcción de centros comunitarios rurales. Con él compartió el accidente en Patagonia comentado en párrafos anteriores. También proveyó traslado de personas e insumos para la obra en la Laguna Yacaré (Formosa). Desgraciadamente sufrió un trágico accidente aéreo que dejó una viuda y huérfanos que habitaron esta casa y por esa razón siempre tuvo esta obra un lugar especial en su recuerdo por la historia de amistad entrañable a la que se encuentra asociada.
Una vivienda proyectada y construida como ampliación de una de estilo en Olivos3, también con la Arquitecta Lucrecia Di Giglio de Bellora y su hijo menor, Fernando, ya recibido de arquitecto, dio la posibilidad de explorar distintas soluciones constructivas integrando la estructura tradicional de la casa original con la estructura de hormigón armado de la ampliación, reinterpretando el lenguaje arquitectónico de lo existente (figura 69). El edificio original era un dúplex en dos plantas volcado sobre el frente del lote. La ampliación plantea la ocupación del pasillo y la parte de atrás. Manteniendo la escalera existente, de madera original de gran valor estilístico, se plantea una escalera de servicio junto a la cochera cubierta para facilitar la vinculación diaria de las habitaciones posteriores distribuyendo ambientes con usos diversos, combinando dormitorios con estudios y un amplio play room central iluminado con luz cenital, que da a una terraza descubierta.
Una última vivienda de este tipo, también en tres plantas, construida en las proximidades del parque Saavedra (figura 70) apela a un recurso nuevo: La fachada materializada con una curva y contracurva para optimizar los escasos 6,40 metros del frente generando de esta manera una “S”. El terreno, una ante-esquina más angosta que los lotes normales (6,40, en lugar de los 8,66 tradicionales de Buenos Aires) justifica el desarrollo de la “S” permitió justamente aumentar la superficie dedicada a iluminación y ventilación, ademas de generar la ilusión óptica que la fachada del edificio es más larga de lo que realmente es, corrigiendo de esta manera la diferencia en las medidas del lote.
La vivienda posee una planta baja “libre” con una cochera cubierta para dos autos, una pequeña entrada, que da a un vestíbulo de acceso a la escalera que conduce a los pisos superiores, un jardín de invierno que comunica a un pequeño patio trasero, con expansión sobre el mismo a partir de un ventanal amplio. En el primer piso, se ubica un living comedor con dimensiones generosas, con un toilette y una cocina. En el segundo piso se reparten los tres dormitorios y dos baños, con una pequeña terraza que comunica con el acceso al techo de la casa, una losa de hormigón plano que sirve como terraza y mirador sobre el parque. La fachada refleja grandes ventanales en los extremos alternados con paños ciegos en el medio, que remata en un artesonado del mismo color terracota, que se distribuye rítmicamente en la cenefa que remata la parte extrema del edificio con un coronamiento que juega con otras cenefas, también anchas. La distribución de ambientes reproduce distintas vistas en escorzo que estimula la mirada en dirección al parque Saavedra. El diseño de rejas de hierro, con barandas curvas y rejas zigzagueantes, enfatizan el “ritmo” oscilante de la vivienda que integra la vivienda al entorno natural del parque Saavedra que la rodea y al cual parece rendir tributo. En dicho tributo, y una vez más, el equilibrio entre soluciones industrializadas y artesanales al diseño de detalle de la vivienda aporta otra rasgo de gran originalidad. La plantea baja cuenta con decoraciones en madera y rejas de hierro que al reproducir las mismas tramas de diseño de las rejas exteriores, le dan al conjunto un sentido de unidad.
El surgimiento de la tipología “dúplex” como forma de optimizar el espacio del terreno, llevo a la búsqueda de diseños que, sin perder la calidez domestica, permitan materializar varias unidades edificadas en el mismo lote. Una primera resolución, fue el ensamble de dos unidades en un lote mínimo (figura 72). En planta baja, los usos son los mismos, un gran living comedor con toilette, y una cocina americana (abierta) con una puerta balcón que conduce al patio trasero. En planta alta, se distribuyen tres dormitorios que se espejan simétricamente, creando un palier de acceso con un baño principal. La funcionalidad de las plantas es una recurrencia en la obra, procurando minimizar espacios subsidiarios, tales como pasillos. Estos dúplex, con apenas 80 m2, dan lugar a diversos espacios y perspectivas, que enriquecidos por carpinterías que arrojan luces y sombras en forma selectiva, recrean áreas semi-públicas y privadas que facilitan la interacción entre los vecinos del dúplex, y el desarrollo de una amplia variedad de espacios con diversos gradientes de intimidad.
La fachada del dúplex alude a rasgos de monumentalidad que pueden reconocerse en otras obras, tal como la materialización de paños verticales con una raja de luz en el centro que dramatiza el tímpano central, con una ventana triangular que busca llevar el recurso de la atectonicidad al extremo, creando la ilusión que el techo a dos aguas que remata la composición está flotando en el aire. El trabajo de las ventanas, enmarcadas con macizos y el friso, con motivos precolombinos, termina de darle a la fachada un aspecto llamativo y enigmático, cargado de significados.
El interior de la vivienda reproduce rasgos muy característicos, como el tratamiento de los dormitorios, en los que puede reconocerse el uso de ventanas que funcionan como tímpanos, inundando de luz los interiores e invitando a contemplar el exterior. Las puertas-balcones que sirven de vinculo con otros espacios y sutilmente derraman luminosidad reflejada sobre las superficies pulidas de los pisos, crea una atmósfera de luminosidad que embellece y enriquece la vivencia cotidiana. La utilización de la madera, tanto en puertas, cortinas de enrollar y muebles de cocina, sirve como balance a la apelación a trascender a través de la utilización de materiales pétreos y brillantes, cargados de reflectancia y fantasía. El uso del color blanco en todos los ambientes responde a una estrategia de magnificar la luminosidad y la concepción del conjunto, ampliando visualmente la obra.
Una de sus últimas obras, fueron los tres triplex en la calle Núñez en Villa Urquiza. Esta obra tuvo dos versiones de proyectos. Una primera versión en la que se proponía construir cinco unidades, en un terreno atípico de diez metros de frente, buscando maximizar el numero de unidades por lote. En este proyecto, se trabajaba una escalera exterior que conducía a dos dúplex ubicados en primer piso, liberando la planta baja para tres departamentos con salida a un patio trasero.
Este diseño intentaba avanzar con respecto a las disposiciones tradicionales de dúplex y triplex, maximizando el volumen construido y al mismo tiempo recreando un tipo de vivienda confortable y con un estilo muy definido de amplios ventanales alternados rítmicamente con macizos ciegos. Esta propuesta es inspiradora ya que encarna los ideales de vivienda social, en el sentido de lograr reducir costo y generar una oferta habitacional adecuada para los sectores populares, pero con una carga de diseño y estilo que muchas veces este tipo de viviendas carecen, y por ello tienden a valer menos en el mercado.
El proyecto logra alta densidad pero sin perder las ventajas de la tipología triplex que permite que todos los co-propietarios acceden a sus unidades desde la calle y todas las ventanas a su vez dan al espacio publico y al patio interno. La mayor desventaja es que las unidades más pequeñas son las que disponen del patio interior, ademas de las visuales de los departamentos superiores sobre el patio de los departamentos de planta baja.
El aporte de las viviendas concebidas a la medida de sus usuarios plantea en la evolución de su arquitectura la interpretación del carácter de sus habitantes primero; y el desarrollo de estrategias de mercado, después, en función de recursos proyectuales que intentan optimizar la relación de cada unidad con patio de fondo y jardín con habitaciones de frente y contra-frente, resolviendo sobre una unidad de 100 m2 las necesidades de una familia tipo de la ciudad de Buenos Aires. Construcciones más complejas y sutiles que sus primeras obras en “la docta” fueron sucediéndose, dando lugar a sofisticadas soluciones que involucrarían jardines colgantes, rejas afiligranadas y con motivos geométricos, volúmenes que se articularían plásticamente en el espacio y símbolos de fuerte identidad en sus fachadas. Estas obras marcan el periodo de madurez en su carrera. Las mismas serian concebidas en forma paralela al desarrollo de ideas más avanzadas en términos de incursiones en el campo de la planificación territorial con una mirada totalizadora de la humanidad, sus desafíos e inspiraciones. La cuestión de la sociedad postmoderna y el futuro de la civilización urbana ocupó un lugar central en su pensamiento, el cual será objeto de desarrollo pormenorizado en el próximo capitulo.
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