Las amistades del Arquitecto: Don Jose Bongarrá


Muchas fueron las amistades y relaciones del Arquitecto Antonio Murillo Luque. Pero un amigo muy especial fue don Jose Bongarrá, cuyo compañerismo y sociedad llevó al diseño e implementación de la Fundación Evangélica en Villa Real a partir de la cual se construyó la Escuela Cristiana Evangélica Argentina (ECEA), una hectárea completa en la ciudad de Buenos Aires y cinco centros comunitarios rurales, descriptos en detalle en un capítulo de "Promesas de Eternidad". 

A continuación se reproduce el texto de una carta que escribiera Antonio en relación a don José


    

Don José Bongarra

Un sueño posible.

 

Amados hermanos: ustedes  han sido muy amables conmigo invitándome a sus casas a tomar el te y conversar sobre temas  que siempre fueron edificantes para nuestras vidas como creyentes en Cristo. Y debo felicitarlos por lo hermoso que mantienen sus viviendas, tan bien pintadas  con sus cortinas nuevas, sus pisos brillantes y la moderna iluminación de todos los ambientes que da gusto permanecer en ellos aunque fuera solo por una hora. Sin embargo,  y con mucho dolor, debo confesar que no puedo evitar de compartir con ustedes, mi profundo dolor cuando ingreso a la iglesia, a esta iglesia donde venimos  todos a buscar el rostro de nuestro buen amado Salvador, orando con El, rogando y agradeciendo sus bondades, y lo encuentro  casi abandonado, con los muros cubiertos por una mano de pintura de hace casi veinte años, los cristales de las ventanas con cortinas  que nunca fueron  renovadas durante quince años , los pisos opacos, sin brillo  y como gastados….

 

Si, queridos hermanos…estas son las cosas que afligen mi corazón  y que esta noche he deseado revelarlas a ustedes, mis hermanos que deben sentir lo que yo siento, pensar lo que yo pienso porque somos hermanos y todos  tenemos el mismo Padre y esta es la casa de nuestro Padre,  donde se predica, se elevan hacia su morada celestial nuestras plegarias y desde ella esperamos sus respuestas. Nuestra iglesia, no debe ser una iglesia que ya fue, pero hoy abandonada  y sin mantenimiento, su aspecto edilicio  es muy distinto de cualquier morada de un miembro de ella.

 

Así hablaba el pastor Bongarra aquella noche desde el pulpito de la iglesia de calle Tinogasta, cuando con otros hermanos de Buenos Aires, fuimos  a escucharlo  por primera vez. Debiendo reconocer, que su personalidad, su fogoso discurso y llegada hasta el auditorio  donde había personas que  inclinaban sus cabezas sobre el pecho y otras secaban de sus mejillas algunas lagrimas, me dejaron pensando por algún tiempo en este hombre, siervo de Dios, de voz de trueno, y ojos claros que nunca estaban quietos y que parecía tener fuego en su corazón por las cosas espirituales.

 

Como en aquellos días, mis actividades eran muchas, y el principal motivo de mis preocupaciones, era el próximo tratamiento de nuestro hijo Edgard yo fui olvidando al pastor José Bongarra-.

 

Pero una mañana que me encontraba revisando la armadura de hierro de la losa del piso diecisiete de una torre, llega jadeante hasta mi lado Daniel, el peoncito paraguayo, para decirme: un señor me dijo que le avise a usted, que lo esta esperando en la planta baja porque necesita hablar con usted; se llama José Bongarra y lo vine repitiendo para no olvidarme.

 

Bueno Daniel, muchas gracias, pero ya ves que estoy ocupado con el capataz y vuelve, prepárale un café y dile que me espere.

 

Minutos después nos sentábamos cómodamente en el barcito  de la avenida Congreso a pocos metros de la obra.  Esa mañana, me comunica que se había enterado que yo había estado aquella noche en su iglesia, lamentando no haberme saludado, pero agregando, yo creo, hermano, que ya habrá tiempo para vernos mas seguido y con una sonrisa enigmática, agrego: mejor, voy a comenzar ahora mismo.

 

Mira hermano: yo me dedico a trabajar con una pequeña oficina con unos mimeógrafos redactando  escritos, notas de solicitudes a financieras y bancos, y muchos otros documentos legales que luego son rubricados por  abogados y escribanos de la planta alta.

 

Así ocurrió, que un día comencé a observar los rostros de las personas que concurrían a nuestra pequeña oficina y cual seria mi sorpresa, cuando descubrí que   allí podía hasta leerse los estados de animo que lo reflejaban: los había felices, seguramente porque le acreditaron el préstamo, los había tristes quizás porque no lo lograron y los había también demacrados y angustiados tal vez por los remates de sus propiedades   y estos últimos, te confieso, son los que me quitaron el sueño toda una noche.

 

Pero tengo un amigo judío del barrio de Once que unos días antes, había venido a ofrecerme un galpón que tenia en la calle Alsina, también en cercanías del microcentro por donde se realizaba con intensidad el trafico bancario y eso fue lo que  impulso un pensamiento que no he podido  apartar de mi mente a pesar  de descubrirle muchas aristas dudosas, como ser lo novedoso.

 

Y al recordar los rostros de todos aquellos que concurrían a mi oficina y verlos  completamente alejados de un consejo, una mirada al cielo o una esperanza que llegara a calmarlos y acercarse  a los pies de nuestro Redentor quien es el único que puede solucionar sus problemas, aquellas dudas fueron cediendo ante la voluntad de nuestro Señor cuando decía: “venid a mí, todos los trabajados y cargados, porque YO OS HARE DESCANSAR…” y te confieso que esto ultimo fue lo que me impulso a buscarte y aquí estoy-

 

Un largo silencio siguió a las ultimas palabras de Bongarra, luego del cual, continuo: yo he pensado, uniendo ambos hechos , por un lado la visión de aquellos rostros que todos los días aparecen en mi oficina, y por el otro, el ofrecimiento del amigo judío con su galpón  a mi disposición. A partir de entonces nos hemos reunido los hermanos de la iglesia a quienes he participado de esta inquietud que ahora paso a explicártela: he pensado en construir una “casa  de oración” en el galpón de mi amigo judío para lo cual, ya hemos formado un grupo de hermanos que estarían dispuestos a dedicar una tarde por semana para atender a todo necesitado que acuda angustiado  con sus problemas a cuestas, alentarlos, orar con ellos e iniciar una relación que pueda abrir sus ojos  ante los peligros  que encierran esos estados convulsivos y sin horizontes .

 

Entonces, lo que  quiero pedirte, es que me acompañes  a ver el galpón, yo puedo conseguir los planos y me hagas un proyecto para la casa de oración que llevara un hermano de la congregación a los Estados Unidos  aprovechando un viaje de negocios  donde la empresa lo envía. En aquel país visitara a un grupo de hermanos que han  formado una fundación  para la ayuda a otras iglesias a avanzar en las iniciativa siempre en la predicación del Evangelio y así marcho lleno de optimismo.

 

Pasaron dos escasas semanas y nuestro gestor, volvía muy triste pues, según manifestaron los hermanos de la fundación, ya se había cerrado las operaciones de préstamos a sus filiales.

 

Pero el hermano Bongarra no era de los que se quedan quietos  frente a un fracaso, sino que leyendo un periódico, se entero que el millonario Rokefeler se encontraba descansando en Bariloche y hacia alli se encamino nuestro pastor.

 

 Luego de escuchar detenidamente y con el consabido respeto de estos grandes hombres de negocios, y confesando que le dolía lo que iba a comunicarle, aquella entrevista en los Estados Unidos fue el comienzo  de la misma historia.; los fondos de las famosas fundaciones se encontraban “colapsados” y era lamentable para ellos, verse obligados a estas dolorosas negaciones.-...

 

Sin embargo, estos aparentes fracasos, fueron mas aparentes que reales, pues como  los caminos de las hormigas, que parecen cruzarse  sin dirección ni sentido, cuando en realidad todos conducen al mismo lugar, al hormiguero, así también en esa especie de escuela donde Bongarra estaba aprendiendo a moverse entre personas que se unían formando fundaciones de ayuda a las iglesias o iniciativas de ellas para distintas necesidades, los resultados eran siempre como ocurre en cualquier centro  de estas operaciones, es decir, las recomendaciones de personas influyentes, pesaban mas para obtener  lo solicitado que los motivos de sus proyectos y ese fue el resultado de su entrevista con el señor Roqueffeller-

 

Tampoco fue este ultimo golpe que recibió el pastor para abandonar sus proyectos  sino que parecía que por el contrario, lo incentivaba a  buscar nuevas actividades siempre apoyado en la sólida base de la difusión del Evangelio y así llego hasta su mente, el recuerdo de una frase que quedo grabada en su memoria para siempre y en esos días, volvió con mas fuerza; cuando un “anciano se convierte al Señor, se salva un alma pero cuando se convierte un niño, se salvara un alma y una vida” y ese fue el lema que lo impulso a un nuevo proyecto-

 

Que deseas Daniel…? Llega jadeando el peoncito hasta el piso diecisiete de la torre donde estoy revisando la armadura de hierro que debe hormigonar el día de mañana: llego un señor que lo espera en la planta baja…dice que tiene que hablar con usted y se llama pastor Bongarra-

 Bueno, Daniel, ofrécele un café de esos buenos que tu sabes preparar y que me espere.

 

Como en los casos anteriores, nos dirigimos hacia el barcito de la avenida  Congreso y allí comenzó el relato del proyecto que traía entre manos y mientras lo iba explicando, yo lo observaba sin poder creer que un hombre que  luego de haber recibido tan crueles negativas de ayuda para iniciativas tan loables obras pudiera volver a la lucha. Pero esta vez por un proyecto  de tales características que merecía ser considerado como imposible de llevarse a cabo y luego de escucharlo  por educación, olvidarlo.-

 

Sin embargo, quien ha conocido al pastor Bongarra, no se animara a tomarlo tan superficialmente y menos aun, olvidarlo. Y aunque yo no podía creer en lo que estaba escuchando, algo dentro de mi alma sentía, que no debía perder detalle de aquella ilusoria narración  sin advertir, a la vez que entre Bongarra y yo, se estaba tejiendo con hilos de acero, una amistad que seria para toda la vida.

 

Este ultimo proyecto, a diferencia de lo humilde y lo pequeño de los anteriores, rebozaba por donde se lo contemplara pues se trataba de obtener una fracción de terreno de diez mil metros cuadrados que pertenecía al ferrocarril, que hacia varios años había dejado de funcionar, quedando una franja verde de unos  trescientos metros lineales de ancho y  corría desde el tercer anillo de la provincia de Buenos Aires, hasta el centro de la ciudad de Buenos Aires.

 

 Como la entidad de los ferrocarriles era rigurosamente autárquica, el gobierno nacional no tenía derechos para usufructuarlos-

 

Sin embargo, Bongarra que jamás perdía tiempo, luego de recorrer muchas veces caminando por las veredas del frente ambos lados, se imagino a un edificio escolar elevándose sobre la manzana próxima a la hermosa estación, que se encontraba abandonada de uso. Y no pudiendo  seguir “luchando con su genio” se abandono a soñar con la imaginada escuela-

 

Y ahora comenzarán los problemas para mi pensé cuando dejo de hablar, mirarme por unos instantes para luego continuar: y aquí entras tu, mi querido hermano, porque esta vez no tendrás que arrojar los planos al cesto de la basura, porque la oportunidad esta en el congreso de la nación. El tiempo para cerrar las puertas del mismo es solo de quince días, muchos legisladores han dejado pasar el año sin presentar un solo proyecto, y eso es muy malo para sus currículums y hasta podemos darles una mano, para ayudarlos con el proyecto que vamos a presentar nosotros.

 

Que proyecto…? y que es eso de nosotros….? le pregunte azorado .mientras el reía como si hubiera esperado mi respuesta

 

-                Tu proyecto, hermano…que otro podría ser…? El proyecto de una escuela para mil niños a levantarse  entre las calles avenida –Irigoyen, Pedro Lozano, Tinogasta y Brusela y no me mires con la boca abierta porque no hay tiempo para perder, solo nos quedan quince días y hay mucho por hacer. Así que ven mañana por la mañana a mi oficina, o si quieres, voy yo a la tuya porque hay muchos hilos sueltos y tenemos que  juntarlos y atarlos.  Recuerda, mañana a las nueve, estaré en tu oficina con todas las respuestas a tus preguntas. Y mientras se ponía de pie, agrego y…tenlo muy presente… porque solo tenemos quince días.

 

Yo no le respondí porque cuando  quise  hacerlo, aquel “remolino”ya había escapado por la puerta, mientras yo me paseaba de un lado al otro, repitiendo…quince días… quince días-

 

Aquella pequeña escuela y la iglesia, del día a la noche se habían convertido en dos  panales de abejas, entrando y saliendo los voluntarios  que componían distintos equipos de gestores y yo, encerrado en mi oficina, trazando líneas en diseños de anteproyectos, hasta escoger el definitivo, sin poder librarme de la voz de Bongarra repitiendo: quince días, si, quince días con sus noches, agregaba mi esposa Mercedes mientras me cebaba los mates.

 

Pasaron los quince días con sus noches.

Los Diputados  ocuparon sus bancadas y en medio de ellos, el doctor Gibertini, un abogado poseedor de una voz calida y profunda y una virtud de orador  que le había ganado el titulo de “Pico de oro” que se les adjudicaban a los que lograban llenar los auditorios para escuchar sus discursos y de paso aprender de ellos-

 

Eran las veintitrés y cuarenta minutos, cuando toco el turno a nuestro diputado, quien de pie junto a su pupitre, comenzó su discurso, muy calmo al principio donde  lo ocupo para describir el barrio, sus avances y sus necesidades, entre las que destacaba  en forma muy enfática, a la cultura y su carencia en el aspecto edilicio escolar, para terminar su discurso desplegando con sus dos brazos las dos perspectivas acuareladas, diciendo en alta voz: este edificio es lo que el hermoso barrio de Villa Real, necesita para satisfacer las necesidades que por años han reclamado los padres de generaciones de niños que se vieron privados de desarrollar sus aspiraciones al cultivo del intelecto como el órgano mas noble de todo ser humano –

 

Un nutrido aplauso  siguió a las últimas palabras del diputado. Minutos después, llego el turno de la votación  y “por unanimidad y sobre tablas, se aprobó el proyecto. En uno de los balcones, el pastor Bongarra, su secretaria Martha Aquim y otros hermanos, tomados de la mano, elevaban  sus oraciones de gratitud al Dios de los cielos, por haberles concedido sus peticiones-  y así concluyo aquella memorable jornada que difícilmente será olvidada durante muchas generaciones. Gloria y Magnificencia sean dadas a nuestro Padre del Cielo que escucho los ruegos de sus hijos terrenales quienes buscaron Su rostro para conocer Su voluntad porque esa era su pasión

…………………………

 

Por la gracia de Dios  y el enorme sacrificio físico, económico y sobre todo espiritual  de  una gran mayoría de miembros de la iglesia  que seria muy extenso nombrarlos pero que si sabemos que sus nombres estarán para siempre escritos en el Libro de la Vida, concluyeron todas las obras que hoy están a la vista, y parecía que los días que seguirían, seria como para tomar un largo descanso, pues creo que lo merecía., pero se equivocaba aquel que pensaba así

Estábamos una mañana en el playón de las banderas como siempre lo hacíamos cuando salían los alumnos del colegio y los ojos de Bongarra, aquellos ojos que nunca estaban quietos, esa mañana estaban muy fijos  mirando a las madres que venían a buscar a sus hijos con sus costosos coches. Luego se volvió hacia mí y me dijo: Sabes Murillo, que esos niños están hartos y cansados de  comer tortas con la frutilla roja…y en el interior del país y con la misma edad, no conocen el pan…?

 

Ay de mi –pensé en ese momento- sin embargo, y como un relámpago recordé, estando a cargo de la dirección de arquitectura, de la provincia de Corriente sentí el dolor que me causo cuando pude ver en un paraje de aquella hermosa provincia, una pobreza tan cruel, que solo al mirar a los  niños no  se podía evitar que la garganta fuera atenaceada por el dolor y la injusticia

 

Una semana después, el Instituto Geográfico Militar, muy entusiasmado con nuestro proyecto de la construcción de escuelas con internado en todas las áreas de frontera, nos entregaba los planos de distintos lugares que ellos estimaban apropiados para tales emprendimientos y con ellos en nuestros portafolios emprendíamos viaje hacia nuestra Patagonia

 

Un joven de la iglesia  de Quilmas, piloto de aviones y propietario de uno de ellos, se ofreció a integrarse a nuestro grupo. Pero como también era aficionado a las fotografías, aprovecho la vista del famoso volcán Domuyo  y dando varios giros alrededor de su cráter sacando fotos. Cuando emprendimos de nuevo el viaje hacia la provincia de Neuquén, lo hicimos en el sentido contrario, alejándonos peligrosamente pues el combustible fue calculado para la distancia correcta. En medio de la desolación de encontrarnos perdidos, las vías de un tren nos ofreció una esperanza, lo que no despreciamos, al seguirlo de estación a estación, siendo la primera que encontramos y volando casi a ras del suelo, distinguimos el cartel de Ingeniero Giacovasi lo que nos permitió orientarnos y poder llegar con ambos tanque casi vacíos hasta la Base Aérea de Neuquén, donde pudimos  reabastecernos del combustible y ponernos en contacto con el doctor Edgard Winter. Era este un medico cordobés que  sirvió a los indígenas Mapuches en aquellas desgraciadas guerras por el territorio que trajeron tanto dolor entre esas comunidades-

 

A la mañana siguiente, ya estábamos en plena cordillera y conversando con la viuda del cacique Yankakeo, quien rodeada de varios niños y algunos adolescentes, estaba dedicada a  criarlos.

 

Una choza sin ningún camino de acceso en plena montaña, y en su interior, un brasero sosteniendo una olla  que fue en otro tiempo un tarro de aceite industrial, donde hervía una especie de verdura para nosotros, desconocida. Yo miraba a  los muros y también el piso de tierra por descubrir algo que pudiera ser de alimento pero no lo halle.

 

Hablamos con la viuda sobre la posibilidad de construir una escuela cercana a su vivienda, donde podrían vivir durante tres años, ella con sus nietos pero aquella enigmática mujer atendía, y asentía con su negra cabellera, todo lo que decíamos, pero nada más.

Pero el viaje de regreso no fue tan ameno como el de ida, y  el mutismo parecía envolvernos a todos como deseando saber como podían alimentarse esa mujer con sus nietos, pregunta que aun no tiene respuesta.

 

Aquella entrevista dejo por mucho tiempo entre mis sueños nocturnos sus huellas y mis pensamientos pues siempre aparecía en la margen opuesta de un río caudaloso aquel pequeño grupo formado por la señora viuda del cacique y sus pequeños nietos que eran arrastrados por la correntada y yo corría desde mi margen, sin saber nadar para salvarlos.

 

Y estaba escrito que otro de los sueños de Bongarra, dejaría de ser sueño, pues la realidad golpeaba incesantemente en las mentes y corazones  de todos los miembros de la iglesia a quienes se les informaba de los futuros trabajos donde la Misión estaba programando y su comienzo no se hizo esperar.

 

Andacollo; al pie  de la cordillera del viento en la provincia del  Neuquén, quizás la escuela rural mas emotiva por ser la primera, se inauguro con la presencia del señor  gobernador doctor Sapag, hombre político y muy apreciado por la ciudadanía dio el discurso de bienvenida y recuerdo sus ultimas palabras:”he mirado detenidamente a todos los niños que están viviendo en esta  escuela; y he mirado sus ojos descubriendo en ellos que todos aquí son felices; eso me hacen feliz también a mi y congratulado  al felicitar a los miembros de la Misión Evangélica en Villa Real  por este hermoso edificio que ha levantado para beneficio de un sector importante de niños de nuestra provincia. Que Dios los bendiga-

La cadena de escuelas rurales continuo sin  interrupción  y con ellas, alegrías y lagrimas como en todas  las grandes acciones  cuando las poderosas manos de Dios  se ahuecan  sobre nuestra cabezas para proteger nuestras vidas.  Como aquella madrugada al atravesar el pueblo de general Pintos, viajando en una camioneta hacia la provincia de Mendoza donde construíamos la escuela Agua Escondida, chocamos de frente contra un camión quedando atrapados dentro de nuestro coche convertido en una caja de hierros retorcidos pero salvos y sanos aunque con algunas cicatrices como para no olvidarnos,

 

 

En aquellos días, las experiencias se sucedían ininterrumpidamente y cada inspección a las obras, era  una pagina para leer muchos años después. Salimos al anochecer  de un día inclemente, con temperaturas bajo cero. Nuestra camioneta contaba con calefacción, de modo que nuestro viaje hacia Malargue, no fue malo. Aunque no estaba en nuestros planes, lo que nos esperaba aquella noche. Llegamos  luego de atravesar el desierto a las cercanías del lugar en el cual se levantaba la obra, pero habíamos olvidado que ese lugar era de minas abandonadas en distintos lugares, por lo cual se había convertido en un verdadero laberinto de senderos que se cruzaban unos con otros. Y caímos en esa especie de trampa, de manera que girábamos en el camino, sin encontrar al que buscábamos. Al completar la sexta vuelta, recordamos que debíamos cuidar nuestro tanque de combustible, debido a que no teníamos repuesto para el. Debíamos, por lo tanto, permanecer dentro de la camioneta con una terrible temperatura. Don José que tenia la virtud de dormir apenas cerraba sus ojos, lo cual no ocurría conmigo, cayo dormido en seguida

 

Yo permanecí despierto por un rato pero pronto advertí que tenía los pies helados. Me quite zapatos y medias y comencé a golpearlos, pero no sentía dichos golpes ni pellizcos que hacia en las plantas. Estaba helado. El susto era grande para mí al recordar que a muchos alpinistas debieron amputarles los miembros inferiores, cuando la gangrena había comenzado por los mismos síntomas que yo percibía. Entonces salí del coche y quise correr, pero me fue imposible, de modo que opte por caminar, lentamente al principio y a medida que recuperaba fuerzas, lo hice más ligero, haciendo carreras como un demente, yendo y viniendo, tratando de alcanzar temperatura en mis pies.,

Así volví a la camioneta, saque las medias y vi que mis pies estaban recuperando su color y un hormigueo me anunciaba que aquella batalla  estaba siendo ganada Recorde entonces a nuestra amada hermana en Cristo, Elena,  quien  nos acompañaba todos los sábados en el Patronato de ciegos, hoy con el Señor; ella  decía siempre cuando nos miraba y descubría que andábamos cabizbajos: “Recuerde hermano, que solo podrá obtener un triunfo. Cuando antes tuvo una batalla...Loado sea  el Señor, que también en estas duras  circunstancia, fuimos, con la ayuda de Su  mano vencedores -

 

La luz del amanecer despertó a mi compañero, y decidimos buscar nuestra obra, con la luz diurna y gracias a Dios y aun baqueano que caminaba por ahí, nos informo con seguridad donde debíamos ir. Llegamos a la obra y fuimos reconfortados con los mates bien calientes y los cafés con leche que nos servían aquellas santas mujeres que siendo porteñas ya se habían adaptado a esos lugares agrestes y duros para quienes no son oriundos de allí.

 

De pronto, pude ver en uno de los rincones del comedor, un piano. Me senté y comencé a tocar un himno y cantarlo al que fueron acercándose aquellas hermanas, sin abandonar sus hilos y sus agujas y hasta las cocineras, envolviendo sus delantales, se plegaron al grupo de cantores.

 

Pero una vez concluido con el himno, se me ocurrió tocar un tango y nada menos que  “la comparsita” Ay  de mi---   …Comenzó a cantar  Pocha, la esposa del pastor Bongarra y a ella, se le unieron las demás mujeres y se armo el coro, que luego se haría famoso por la espontaneidad y la ocurrencia. . Pero en  esos instantes paso Bongarra y  meneando su cabeza de un lado a otro pareciendo que mostraba su disgusto, la realidad era  que intentaba  ocultar su risa 

 

Esta experiencia, aunque parezca trivial, no ha dejado de aparecer en mi mente para sumarla a las tantas otras donde hemos podido comprobar la buena mano de Dios, que como dije antes, se ahuecaba para protegernos y así fue también en esta oportunidad.

 

Y que contar , cuando volando hacia Neuquén entramos en el centro del ojo de un terrible tornado que hizo del día, la noche mas negra que se puede contar, escuchando las oraciones del hermano don Augusto Todo que venia sentado  detrás de mi. Mientras el pequeño avión azotado por ambos costados parecía desarmarse por los crujidos de sus planos, pero allí, también estaban las buenas manos de nuestro Dios que pudimos aterrizar en el aeropuerto de la ciudad, donde nos dieron la gran paliza tratándonos de locos al vernos salir ilesos del tornado.

 

Sin embargo, nunca caían nuestros brazos y tampoco decrecía el entusiasmo, aunque debo reconocer que hubo también algunos hechos de imprudencia, cuando descubrí que mi compañero, don José, estaba enfermo y que en esos días debía ser operado, o cuando viajamos hacia el sur, en la cabina de un camión Ford, tan viejo que echaba humo de gasoil tanto fuera como dentro de la cabina y que no podíamos bajar los vidrios, porque nos helaban los seis grados bajo cero de aquella noche.

 

Y si aun no se cansaron de leer todo esto les contare como caímos con nuestro avión sobre una montaña en Neuquén cuando aquella maquina, cargando sobre sus planos la nieve acumulada durante la  noche entro en tirabuzón precipitándose sobre el faldón de una montaña, donde se deslizaba golpeándose y  dejando en su caída sus dos motores, planos y fuselaje destrozados y hasta un tronco astillado de árbol que paso entre mis piernas sin rozármelas, milagro que también el Señor me libro de perder una de ellas-

 

Ay…nuestras escuelas rurales…cuantos recuerdos teníamos juntos con Bongarra, cuando nos juntábamos para armar nuevos proyectos, sin conocer que el Señor  de la Obra.   Ya había dispuesto para nosotros el  descanso.

 

 Andacollo, Brea Pozo, Malargue, Alumine y Andresito…a todas llevo en mi corazón y junto a ellas, como un foco de luz del cielo que a todas ilumina, la primera escuela con su iglesia y sus veinticinco mil metros cuadrados de construcción mas diez mil metros cuadrados de escuelas  rurales…son muchos, no…? pero…no serán pocos  para el Señor de la Obra…?.

.

 

……………………….

 

Hoy es domingo, es el día del Señor. Es la hora nueve y cuarto y he llegado quince minutos tarde. Me detengo en la escalinata porque siento a los fieles cantar desde muy lejos y me gusta escucharlos porque esta iglesia siempre canta y eso es muy bueno porque los himnos siempre son inspirados para la alabanza a nuestro amado Dios.

 

Estoy un poco cansado y también algo triste porque he mirado el banco cruzado que rodea la mesa del Señor, donde José se sentaba siempre y… no lo veo, y eso me causa mucha tristeza. Ahora estoy ya dentro de la iglesia y escuchando a los fieles que siguen cantando y eso me agrada mucho porque cantan con la mente y el corazón y ese himno que cantan  es uno de mis himnos favoritos:

 

No se decir como la tierra entera

Ya sosegada toda tempestad

Ha de adorar con júbilo   profundo

Lleno su corazón de caridad

Mas esto se que vibraran los aires

De éxtasis y cánticos diez mil

Responderá la tierra a los del cielo

Que el Salvador del mundo, es Rey al fin, al fin

,

 

………………

 

Bueno, mi querido amigo y hermano José Bongarra: ahora voy a entrar, pero sigo con mi tristeza a cuesta y… porque llevo  tu recuerdo siempre en mi alma y cuando veo tu banco vacío y los rostros de tantos amados hermanos que hoy ya no están una pregunta acude a mi mente: por que, ellos ya no están conmigo…?

Y  quien podrá responder a mi pregunta? ‘¿quizás sea porque ellos caminaron mas ligero…

 

……Mas esto se, que vibraran los aires…

De éxtasis y cánticos diez mil

.Responderá la tierra a los del cielo

Que el Salvador del mundo es rey al fin al fin.

 

 

Arq., Antonio Murillo Luque

 

 

 

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